La Catedral de Valencia o Catedral del Santo Cáliz, es una construcción que combina varios estilos arquitectónicos. Desde la impresionante puerta gótica de los Apóstoles, el miguelete y el cimborrio en el siglo XIV y XV, pasando por los distintos estilos renacentista, barroco y neoclásico, hasta llegar al siglo XXI. De gran belleza, destaca también por la calidad de sus pinturas de diversos artistas, entre ellos, Francisco de Goya, por su coro y su retablo mayor. Pero, sin duda, el protagonista indiscutible de la catedral valenciana es el Santo Cáliz, que se ubica en la capilla del mismo nombre. Este cáliz data de la época alejandrina y está considerado como el Santo Grial. Aunque hay algunos escépticos debido a su apariencia medieval, lo cierto es que la reliquia es la taza de ágata, la parte de arriba del cáliz, una preciosa copa alejandrina de origen oriental y que los arqueólogos consideran de los años 100 al 50 antes de Cristo. Efectivamente, la parte de abajo (el pie, las asas y la naveta que sustentan la copa), se habría añadido más tarde, en la época medieval. De ahí el oro, las perlas y las piedras preciosas y la naveta de alabastro de estilo islámico.